martes, 10 de marzo de 2009

¿El tamaño importa?

Hacía mucho que no escribía nada, pero haciendo honor al título del blog, aquí vuelvo otra vez.
El otro día estaba en la cama contando las ovejitas de Camen Sevilla (es que soy muy clásico, ahora se lleva contar otros animales, por ejemplo Garzón cuenta venados y sarrios), pero el amigo Morfeo no aparecía, así que empecé a pensar sobre un tema importante y que nos concierne a todos... y todas (la igualdad que no falte): ¿El tamaño importa?
Para mí el tamaño es importante, pero aunque todo el mundo asocia lo 'grande' con lo 'mejor', yo no estoy de acuerdo. En mi opinión lo bueno y adecuado es que se ajuste a las necesidades de cada uno, ni más ni menos; y si te quedas corto o se necesita más medicina pues se vuelve a dar y sin problemas.
Lo que pasa es que hay gente que es un poco viciosilla y le gusta meterse muchas cosas. A eso no ayuda precisamente darle sabores, que si fresa, que si plátano..., nada, que sepa mal para que no te enganches.
Por ejemplo, el otro día la tenía roja e inflamada y me notaba caliente, así que venga, 20 centi- litros de Flutox, el jarabe para la tos y que mejorara mi maltrecha garganta. Efectivamente, tenía algo de fiebre y faringitis, pero ¿creeis que me tomado todo el bote? Evidentemente, no. ¡Tendría para 15 días!
No sé por qué hacen los jarabes con esos tamaños y las cajas con cincuenta pastillas si luego sólo usas un cuarto de lo que te recetan. Obviamente los tratamientos largos o para enfermedades crónicas no entrarían en este caso.
Mucho ahorrar con los genéricos (por cierto que tiemblen las marcas, que cuando empiecen hacer pastillas contra la diarrea los de Hacendado..., se van a cagar, con perdón) y luego se malgasta un montón de dinero en sobras de medicamentos.
Es fácil imaginarse el botiquín de una casa: varias cajas de aspirinas, termalgines, fortasec, ibuprofenos, lizipainas, amoxicilina, jarabes, algún frasco de gotas, ... todo sobras, ... que claro cuando te encuentras mal, entre que no tienes tiempo de ir al médico del seguro y que ya sabes lo que te van a dar... pues te obligan a automedicarte. Aunque cuando miras las fechas de caducidad te das cuenta que lo que necesitas está pasado. Entonces no lo debes tirar, no, 'tu farmaceutico' lo recogerá y lo destruirá, o lo venderán a los países pobres, que nunca se sabe.
Resumiendo, mi idea sería la siguiente:
El médico recetaría un compuesto o fórmula y luego tú irías a la farmacia y el farmacéutico te diría: 'Pues para lo que le han mandado tengo el Clamoxil, que las 10 dosis le costarían (incluyendo la aportación de la seguridad social) 5 euros, si prefiere genérico tengo uno muy bueno y que estaríamos hablando de 3,50 euros'.
Las ventajas de este sistemas saltan a la vista:
En primer lugar no se desperdiciarían medicamentos y se consumiría lo justo.
Además las compañías farmacéuticas se ahorrarían los jamones que dan a los médicos para que receten un medicamento en concreto, dinero que podrían invertir en investigación o en bajar el precio del producto
Y por último el enfermo-cliente podría elegir entre comprar una marca o un genérico, como un supermercado.
Voy a cortar ya, que siempre me extiendo, pero no me voy sin una pequeña crítica, y es que no logro entender cómo una ciudad como Zaragoza tiene tan pocas farmacias de guardia. Si está claro, el futuro está en 'Telefarmacia', aunque tengo una duda, el repartidor, ¿debería estar colegiado o podríamos usar a estudiantes de 15 años?

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