martes, 10 de marzo de 2009

¿El tamaño importa?

Hacía mucho que no escribía nada, pero haciendo honor al título del blog, aquí vuelvo otra vez.
El otro día estaba en la cama contando las ovejitas de Camen Sevilla (es que soy muy clásico, ahora se lleva contar otros animales, por ejemplo Garzón cuenta venados y sarrios), pero el amigo Morfeo no aparecía, así que empecé a pensar sobre un tema importante y que nos concierne a todos... y todas (la igualdad que no falte): ¿El tamaño importa?
Para mí el tamaño es importante, pero aunque todo el mundo asocia lo 'grande' con lo 'mejor', yo no estoy de acuerdo. En mi opinión lo bueno y adecuado es que se ajuste a las necesidades de cada uno, ni más ni menos; y si te quedas corto o se necesita más medicina pues se vuelve a dar y sin problemas.
Lo que pasa es que hay gente que es un poco viciosilla y le gusta meterse muchas cosas. A eso no ayuda precisamente darle sabores, que si fresa, que si plátano..., nada, que sepa mal para que no te enganches.
Por ejemplo, el otro día la tenía roja e inflamada y me notaba caliente, así que venga, 20 centi- litros de Flutox, el jarabe para la tos y que mejorara mi maltrecha garganta. Efectivamente, tenía algo de fiebre y faringitis, pero ¿creeis que me tomado todo el bote? Evidentemente, no. ¡Tendría para 15 días!
No sé por qué hacen los jarabes con esos tamaños y las cajas con cincuenta pastillas si luego sólo usas un cuarto de lo que te recetan. Obviamente los tratamientos largos o para enfermedades crónicas no entrarían en este caso.
Mucho ahorrar con los genéricos (por cierto que tiemblen las marcas, que cuando empiecen hacer pastillas contra la diarrea los de Hacendado..., se van a cagar, con perdón) y luego se malgasta un montón de dinero en sobras de medicamentos.
Es fácil imaginarse el botiquín de una casa: varias cajas de aspirinas, termalgines, fortasec, ibuprofenos, lizipainas, amoxicilina, jarabes, algún frasco de gotas, ... todo sobras, ... que claro cuando te encuentras mal, entre que no tienes tiempo de ir al médico del seguro y que ya sabes lo que te van a dar... pues te obligan a automedicarte. Aunque cuando miras las fechas de caducidad te das cuenta que lo que necesitas está pasado. Entonces no lo debes tirar, no, 'tu farmaceutico' lo recogerá y lo destruirá, o lo venderán a los países pobres, que nunca se sabe.
Resumiendo, mi idea sería la siguiente:
El médico recetaría un compuesto o fórmula y luego tú irías a la farmacia y el farmacéutico te diría: 'Pues para lo que le han mandado tengo el Clamoxil, que las 10 dosis le costarían (incluyendo la aportación de la seguridad social) 5 euros, si prefiere genérico tengo uno muy bueno y que estaríamos hablando de 3,50 euros'.
Las ventajas de este sistemas saltan a la vista:
En primer lugar no se desperdiciarían medicamentos y se consumiría lo justo.
Además las compañías farmacéuticas se ahorrarían los jamones que dan a los médicos para que receten un medicamento en concreto, dinero que podrían invertir en investigación o en bajar el precio del producto
Y por último el enfermo-cliente podría elegir entre comprar una marca o un genérico, como un supermercado.
Voy a cortar ya, que siempre me extiendo, pero no me voy sin una pequeña crítica, y es que no logro entender cómo una ciudad como Zaragoza tiene tan pocas farmacias de guardia. Si está claro, el futuro está en 'Telefarmacia', aunque tengo una duda, el repartidor, ¿debería estar colegiado o podríamos usar a estudiantes de 15 años?

martes, 20 de enero de 2009

Stansted - Alicante - Zaragoza

Este año se adelantaron las vacaciones y en el mes de Junio me fui con dos amigos más a Londres. Salida desde Zaragoza, vuelo con Ryanair y casi una semana para descubrir la capital inglesa. El avión aterriza en Stansted y para llegar a Londres tienes básicamente dos opciones: bus o tren. En el mismo aeropuerto de Zaragoza puedes comprar los billetes de autobus, cosa que hicimos, Terravision se llama la compañía, una low-cost de buses decía la publicidad. No pasa nada si no los compras en tierra porque en el mismo avión te los ofrecen, junto a los billetes de tren.

Vuelo sin contratiempos, equipaje sin perder y cogemos el autobus hasta la capital, donde nos deja en una céntrica calle.

En estos días nos pateamos Londres de cabo a rabo (eso estaba cantado, contando con el amigo traveller, el mejor gps humano conocido): Buckinham Palace, con su cambio de guardia, las Catedrales (la protestante y la católica), el Parlamento (con su famoso reloj), la Torre de Londres, la City, el Soho, Notting Hill, London Eye, Trafalgar Square (coronado de banderas españolas después de ganar a Italia en la Eurocopa y cantando Gibraltar español), barrio chino, Museo Británico, Museo de Cera, Westminster, Harrods, ... y sobre todo los parques Hyde Park, Kensington Gardens, Regent's Park, ... por nombrar algunos. La verdad que es envidiable la cantidad de verde que tienen allí. Me gustó todo, pero yo me quedo con los parques.

Hicimos cientos de kilómetros en metro, usamos el típico autobus rojo de dos plantas, cogimos un barco por el Támesis para llegar a Greenwich, el tren para ir hasta Cambridge, con sus colleges, ... vamos que nos cundió mucho. Como lo mío no son las descripciones, simplemente decir que disfrutamos de la capital inglesa. Me voy a centrar en la teóricas últimas horas en Londres.

Comimos el típico fish & chips (que todavía no lo habímos probado) en el típico pub inglés, con la típica cerveza y marcha al hotel para coger las maletas y de allí en metro para coger el bus que nos llevaría al aeropuerto de Stansted. En la comida hacemos el comentario de que no nos habíamos gastado excesivamente mucho en el viaje.

No íbamos mál de tiempo, pero la cosa no empezó bien porque no encontrábamos de dónde salían los autobuses. Después de preguntar a medio Londres lo hicimos, era una especie de estación, no en la misma calle que fue donde nos dejaron en la ida. Bueno, ya estábamos montados, un poco más justos de tiempo pero sin problemas.

Los problemas empezaron cuando arrancó el autobus. Viernes por la tarde, Londres, ... lo que lo ingleses llaman traffic jam (o algo así) Menudo atasco, casi una hora parados en el centro de Londres. El nerviosismo iba cundiendo en el autobus, preguntas la conductor (en español, que inglés conductor creo que es director de orquesta), comentarios entre la gente, ... Al final salimos a la autopista y se le 'anima' al chófer a que acelere. Hacíamos cálculos... la cosa iba muy justa. Algunos iban más tranquilos, los que no tenían que facturar o tenían hecho el checking por internet, ... entre ellos había un grupo de argentinas, de edad entre 40 y 45 años, que iban a Lérida. Muy superguays ellas, hablando de viajes, de perfumes, que si yo soy sólo de Channel número 5, que si mi marido me trajo otra y la cambié, ... uy que finassss.

Al final llegamos al aeropuerto. Salimos todos corriendo con las maletas por la terminal (y no es el aeropuerto de Zargoza, es bastante más grande), buscando el mostrador... Primero llegaron unos que eran de Logroño, y luego el resto. Ya habían cerrado. Empezamos a dar mal allí, que si el tráfico, ... y ¡vuelven a abril el mostrador para facturar! Facturan los primeros y dicen que se acabó, que ya está cerrado. Se arma la de Dios, una mujer empieza a gritar histérica que tiene que coger el avión, que la espera su hijo pequeño, ... que venga el manager, y viene... y dice closed.

Se van las esperanzas, el avión no lo cogemos. Nos ofrecen varias alternativas, ya para el día siguiente y si queremos podemos coger un avión que con destino... ¡Alicante! sale en breve. Cada uno hace lo que quiere. Nosotros tenemos diferencias de opiniones pero al final tomamos la decisión de ir a Alicante, baño en Benidorm y camino a Zaragoza. Llamada a casa: nada que estamos bien, pero que hemos perdido el avión y cogemos otro a Alicante. No dicen nada, pero deben flipar.

Nos encontramos a las argentinas, y nos dicen: 'chicos, ¿no habéis podido coger el avión? Nosotras también lo hemos perdido y encima esas hijas de puta sólo no hablan nada de español, sólo inglés.' Joer, cómo habían perdido el glamour, habían cambiado el channel por Eau d'Ete.

De todas, formas, en lo del inglés tienen razón, todo en inglés.

Nosotros a lo nuestro, previo pago de unas cuantas libras, y de que si estábamos seguros de que queríamos ir a Alicante (sabían algo de geografía, Zaragoza está lejos de Alicante), cambiamos billetes y facturamos rumbo a Alicante. Puerta 51. Después del preceptivo medio despelote (zapatillas, cinturones, móviles, relojes, ...) y si aún así pitabas, cacheo, pero todo muy profesional ...

Nos encaminamos a la puerta 51. Llegamos sin problemas, nos relajamos después de los nervios de perder un avión. Vamos haciendo tiempo. Parece que se retrasa un poco el vuelo. Nosotros mientras tanto nos reímos de los guiris: lo abrigados que iban , ya verían cuando llegaran a España, se tendrían que quitar todas los abrigos. La verdad, parecían todo extranjeros. Vemos que llega un avión, igual es el nuestro, aunque salen también con mucha manga larga. Al final abren la puerta y toca nuestro turno. Le damos los billetes y sorrrryyyyyyyyy éste vuelo es para Dublín!!!!!!!!!!!!!! La puerta correcta es la 52, justo enfrente, vamos corriendo... acababan de cerrarla, más sorrys. Habíamos estado más de media hora esperando en la fila de al lado, a menos de cinco metros de la buena. Habían cambiado la puerta de embarque entre la facturación y el camino hasta la puerta.

No hablamos, se nos queda cara de gilipollas. Nos miramos y callamos. Sensación de vacío, empezamos a caminar como zombis, y como otro camino es imposible, vamos hacia la terminal otra vez. Es como en las películas americanas cuando los astronautas van camino del transbordador espacial, con sus trajes, todo orgullosos, con las banderas, después de despedirse de la familia, por ese pasillo, sabiendo que van a cumplir una misión y van a salvar el planeta, ... pues justo todo lo contrario. Éramos muertos vivientes (y suicidas) porque íbamos en sentido contrario a todo el mundo. Y encima surge el comentario: y las maletas en Alicante. Aunque ese no era el problema más inmediato. Había que salir a la terminal otra vez, pero ¿cómo? Todo el mundo entraba por el control de seguridad y nosotros queríamos salir. Es como las puertas de incendios, que sólo se abren hacia afuera. Preguntamos y al final encontramos a una chica que trabajaba allí y era española. En que acaba de hacer unas cosas nos atiende y nos acompaña a cruzar la 'frontera', sólo nos dice no paséis por los arcos para que no piten. Los de seguridad no nos dicen nada. Mientras tanto nos comenta que nos habrían llamado por megafonía antes de cerrar la puerta varias veces y nos da una buena noticia, por motivos de seguridad, si el pasajero no sube al avión, ¡¡el equipaje tampoco!! Nos dice que vayamos al mostrador de Ryanair a informarnos. Le damos las gracias a la chica, que no me acuerdo como se llamaba.

Volvemos con nuestras amigas de Ryanair, menos mal que parece que han cambiado de turno, porque si no, se nos hubieran reído en las narices: ¿ya no váis a Alicante?

Nos comentan que hay ordenadores en el aeropuerto y podemos comprar otros vuelos, y también nos dan un papel con un mapa, no, no es el de la isla del tesoro, el premio son los equipajes. Los dos amigos van a buscar los ordenadores para ver qué vuelos hay a Zaragoza y comprarlos, yo al tema equipajes. Tengo que llegar a un telefóno y marcar un número que me habían dicho. Lo encuentro y marco. Me atiende una amable señorita, que debía hablar con acento irlándes, porque si no la hubiera entendido a la primera, jeje. Bueno al final, haciendo acopio de las horas de Opening y resto de cursos y de unos cuantos sorrys, me entero de que lo que quiere es que le diga el poste teléfonico en el que estoy, me dice que en un rato viene a buscarme. Ya estamos los tres amigos juntos, y todavía sin billetes, porque había problemas con los ordenadores. Viene la de Ryanair para acopañarnos a buscar el equipaje, pero como es zona restringida, a descalzarse, escáner y cacheo. Uno se va acostumbrando. Pasamos al lugar donde están las maletas y sorpresa, las nuestras no son las únicas (mal de muchos...) Nos crecemos y le contamos nuestras peripecias a la mujercilla que parecía simpática. Nos dice que allí tienes un dicho: la tercer es la buena. Le decimos que igual que en España. Al final estos bárbaros no son tan raros. Nos desea suerte.

Ya con nuestra maletas, volvemos a hacer fila al mostrador de Ryanair. Le contamos la historia, la tía seca, nos dice que no quiere saber nuestros problemas. Pues nada, le decimos que queremos tres billetes para Zaragoza para el siguiente vuelo y comenta que lo compremos por internet que nos saldrá algo más barato. Le contestamos que nos venda los billetes y calle (bueno eso sólo lo pensamos). Volvemos a abrir la cartera y hacer menos Low y más Cost el viaje. El vuelo sale el día siguiente por la tarde, tenemos casi 24 horas por delante y la noche entre medio. Otra llamada a casa: Hola, hola. ¿ya estáis en Alicante? No, es que... Justo les debe ir para no reírse.

Optamos por buscar un sitio para dormir. El aeropuerto está en medio... de la nada como todos los aeropuertos. En la puerta indicaban varios hoteles, el Hilton, ... por cuestiones obvias nos decidimos por un Holiday Inn. Desde el mismo aeropuerto salían autobuses hacia los hoteles, aunque parezca mentira acertamos con el nuestro. Llegamos al hotel y cogemos una habitación triple con desayuno. Hotel moderno de aeropuerto, no estaba mal. Me parece que ni llegamos a cenar, ducha y a la cama.

Al día siguiente no teníamos que madrugar, pero no aguantamos mucho en la cama. Nos metimos un buen desayuno, a ver si aguantábamos hasta Zaragoza. Vuelta a sacar la cartera y nos desean buen viaje.

Cogemos el bus hacia el aeropuerto y a pasar horas y horas allí. Madre mía si se hace larga la espera. Ves pasar a mucha fauna... y tú sigues en el mismo sitio. Al fina cayó un sandwich. Cada cinco minutos a ver los paneles informativos y pregúntadonos cómo habíamos podido perder el avión. Sí claro, te habrán llamado por los altavoces, pero si no estás esperando que te llamen, imagínate cómo pueden pronunciar tu apellido estos guiris. Aunque todos queríamos recordar que sí que habíamos oído algo, pero claro a toro pasado.

Bueno, por fin abren nuestro mostrador y facturamos. Puerta 46. Otra vez escáner y cacheo y rumbo a la puerta 46. Por el camino vamos mirando los paneles (la experiencia a base de golpes enseña), el vuelo a Zaragoza lo cambian a otra puerta, la 42. Llegamos a la puerta correcta los primeros y tarda en llegar la gente (la que llegara porque alguno perdería el vuelo).

Estamos un poco más tranquilos, aunque hasta que no lleguemos a tierra española...

¡¡Por fin!! embarcamos en el avión y a volar. Si no llegábamos a Zaragoza ya no era culpa nuestra. En el aparato gastamos las últimas libras en monedas que nos quedan (que no las cambian los bancos), y eso es fácil con Ryanair: te venden hasta una especie de rasca y gana.

Pasamos los Pirineos y al rato... el avión aterriza y tenemos la tentación de hacer como el Papa, besar el suelo, aunque al final nos cortamos.
Y aquí se acaban las andanzas de tres maños en Londres, que un poco más y no vuelven.

domingo, 18 de enero de 2009

Patch Adams

Iba a preparar una entrada para el blog, pero he enchufado la tele a ver que había, y entre tantas cadenas, en una estaban echando, Patch Adams. Ya estaba empezada, aunque no llevaba mucho, y además ya la había visto hacía tiempo pero es una película que me gustó y me he quedado a verla. La verdad es que ha merecido la pena.
Robin Williams (que también actúa en otra película que me gusta, El club de los poetas muertos) interpreta a una persona con problemas psiquiátricos que por su propia vuluntada ingresa en un centro. Allí ve que los tratamientos que le dan no le sirven de mucho y descubre que lo que quiere es ayudar a la gente como médico. Se pone a ello y va a la Universidad. Muy pronto, en la primera charla del decano, en la que éste dice que allí les van a enseñar a estar por encima de la gente, a ser distantes para poder curar, se da cuenta que no es eso lo que entiende por practicar la medicina. Pero no se doblegará y buscará ayudar a los pacientes con una sonrisa, disfrazándose, ... acercándose al paciente.
Genial cuando van toda la cuadrilla de estudiantes con el profesor y están con una enferma: Tiene azúcar, problemas en la piernas, ... ¿alguna pregunta? uno le pregunta por el tratamiento: antibióticos, insulina... y si no mejora amputación de la pierna. Pregunta de Patch Adams: ¿cómo se llama? Eso puede resumir un poco el espíritu Patch Adams. Primero las personas.

La película continúa en este estilo, con un grupo que se forma entorno a él, con una chica también... que intentan poner en práctica otra forma de medicina, quizá idealista, tal vez demasiado inocente, y el decano intentando que deje la carrera.

Tiene momentos tristes, romáticos, alegres, ... en suma emociona, al menos a mí.

Creo que los conocimientos son fundamentales e imprescincibles, y el médico en último término tiene que tener una especie de valla para protegerse él mismo, pero no estaría de más que nunca olvidara que el paciente es un ser humano. Podrían pasar esta película en la carrera de medicina.

Ahora he visto en internet que está basada en un personaje real, que como dicen las letras del final de la película, llegó a fundar un hospital, practica la risoterapia, ...

En fin, quién me lo iba a decir, haciendo una entrada en el blog de cine, y para variar más corta.

jueves, 15 de enero de 2009

Numbers

Hay una serie de televisión en la que los protagonistas son dos hermanos, uno es del FBI y el otro es profesor universitario de matemáticas. Éste último le ayuda a resolver los crímenes basándose en teorías y algoritmos matemáticos, en definitiva en números.

Yo no estoy para muchos teoremas ni razonamientos, pero lo que está claro es que estamos rodeados de números, claves y códigos, y estamos totalmente fichados.

Por ejemplo, hoy mismo: te suena el despertador temprano y aparte de desayunar y visitar el reino de Roca y sus amigos, antes de salir de casa, a enchufar el móvil; para ello tienes que introducir el PIN, ya no hablo del PUK (que no sé para qué vale) y del IMEI, que es eso que deberías saber por si te roban el móvil pero que seguro no lo encontrarás si te hace falta.
Luego coges el autobus, que hay que usar el transporte público para no contaminar y no congestionar el tráfico (el coche particular contamina y ralentiza la circulación, a no ser que transporte al concejal de turno; esto es debido a que dichos coches son full equipe: llevan chófer incorporado y dos motos delante abriendo paso). Después de enseñarle al conductor el bono anual y tu media hora de atasco, llegas al trabajo el primero, así que tienes que meter el código de la alarma. Metes la combinación... y ¡suerte! no empieza a pitar el aparato.

Ya estás en tu puesto y lo primero... encender los radiadores porque hace un frío que pela. Ya puedes fichar y metes tu tarjeta y número de empleado y a empezar la jornada laboral.

Enchufas el ordenador, usuario de windows y clave. Vamos a mirar cómo van los saldos de los bancos. Mete CIF, usuario, clave código y ... ¡qué pasa! ¡un virus! ¡está toda pantalla roja! ¡Uf! Menos mal, falsa alarma, sólo son número rojos. Repetimos la operación con las cincuenta entidades financieras de las que somos clientes, con sus diferentes claves. Hay días que te quedas en blanco y ni se te ocurren los dígitos para entrar. Serán los años. Menos mal que sólo puedes consultar, que si no, más claves, tarjetas de esas que parecen calendarios...

Ahora vamos a mirar el correo del trabajo. Dirección de correo y login. Está tranquila la cosa, sólo un par de correos de Viagra y la famosa Canadian Pharmacy. Hoy no nos venden Rolex ni nos dan dinero para el Casino Online.
A ver si seguimos la racha y en la intranet no han colgado una circular con nocturnidad exigiendo un nuevo informe semanal importantísimo y obligatorio para pasarles a primera hora, pero que más que para ellos será bueno para nosotros porque tendremos más información y así lograremos satisfacer mejor a nuestros comunes clientes. Esto lo comprobamos después de meter la contraseña cuatro veces, porque de tan rápido y sin mirar que la quieres escribir te equivocas una vez detrás de otra.

Y así va pasando la mañana, haciendo facturas y contabilizando en el progama de gestión, en el que has entrado con usuario y clave también. Entre medio entraré en varias aplicaciones que tendrás sus contraseñas. Estas aplicaciones son distintas las unas de las otras, porque han externalizado algunos procesos. Bueno, me explico mejor, quería decir outsourcing..., vamos una contrata de toda la vida. Ahora todo se subcontrata: la limpieza, la informática, la publicidad, la facturación, ... , vamos hasta los empleados con las ETT.

También cae algún café, a Dios gracias, la máquina todavía funciona sólo echando el dinero y pulsando lo que quieres.

Acaba la jornada laboral y antes de ir a casa te pasas por la biblioteca a coger un libro (que has hecho este año el propósito de leer algo). El libro que querías no está disponible, bueno, coges un par de espías, a ver si tienen acción y pocas descripciones. Buscas el carné de la biblioteca en la cartera, te salen el del videoclub, el del gimnasio (que ya no te acuerdas la última vez que lo usaste pero que sigues pagando la cuota) y la tarjeta de fidelización del Carrefour. Ya está, lo has encontrado. Ahora a pasar los libros por el escaner. Pí Pí Pííííí, vuelva a intentarlo. Lo haces pero vuelve a pasar lo mismo. Ya sabes lo que toca. Te diriges al mostrador, en el que no hay nadie esperando y saludas. No te contestan y te miran con cara de perdonavidas porque le has interrumpido lo que estaba haciendo que es nada. Es posible hacer 'nada', es como cuando una mujer le pregunta a su pareja '¿en qué piensas?' y el contrario le dice 'en nada', 'en algo pensarás', pues no, el hombre tiene la capacidad de pensar en nada, ya lo decían los filósofos, es el nirvana. Bueno, ya tienes tus libros y ellos todos tus datos para que te multen cuando los devuelvas tarde. Sales de la biblioteca y saludas a la cámara de vigilancia. Hablando de multas, no se cómo no prohíben el préstamo de libros, estos de la SGAE cada día están más flojos.

Llegas a casa y casi antes de ponerte el pijama enchufas el ordenador para que se vaya calentando. No has tenido bastante ración en el trabajo que quieres más. Así que después de cenar te pones a ver el correo a ver que chorradas te han mandado. Más contraseñas, porque esa es la dirección de correo que usas. Luego tienes otras que te las acabarán cerrando porque nos las usas y cuando las ibas a usar ya no te acuerdas de las claves. Estas cuentas las has creado cuando te has registrado en alguna cosa y te piden que dejes una dirección de correo válida y pasas de dejar la que usas habitualmente. Bueno, otros lo hacen cuando chatean. Hablando de chatear, abres el messenger a ver qué amigos están conectados.

A la vez que estás hablando con alguno le das un vistazo al famoso Feisbu, a ver que han colgado los amigos. Lo de este invento es caso aparte. Eso parece Sodoma y Gomera, que diría alguna, te etiquetan fotos, te unes a grupos, te propone amigos que no conoces de nada... ya lo decía la canción: los amigos de amigas son mis amigos. Para hacerte 'socio', previamente has rellenado otro formulario, has aceptado los términos del contrato (casi mejor si están en inglés, como no los vas a leer no tienes remordimientos; que tire la primera piedra quien los lea) y has dado un correo, y otra clave. Madre mía, si casi no sabes qué poner. Te la tienes que apuntar por fuerza en algún sitio.
Sigues hablando por el messenger mientras decides crear un blog, que está de moda. Más cuentas y contraseñas. Me hace gracia también lo de 'elija una pregunta que le hagan por si no recuerda la clave', joder no te acuerdas de la clave que utilizas a menudo como para acordarte de la respuesta que pusiste. En fin ya vale por hoy, miro cómo voy en la clasificación de la Liga Fantástica y me voy a la cama.

Y al día siguiente la misma historia, sólo que coges tu coche porque tienes que hacer un recado, aunque tienes que llenar el depósito, que vas con la reserva. Paras en la estación de Cepsa que ya conoces y que hay un gasolinero como Dios manda, cuando el precio del carburante sea más barato si te lo echas tú, entonces me lo pensaré. Pago con la tarjeta de crédito, que no con la de débito (cada una con su clave) y le doy la tarjeta colorada de 'porque tú lo vales' ¡Perdón! que eso es lo de L'oreal, ésta es 'porque tú vuelves'. Antes de que firme el recibo ya me han mandado un sms al móvil avisando del cargo. No se les pasa una.

En fin que yo no doy más de sí, no puedo con más contraseñas. Tenían que inventar el 'clavero', algo así como un llavero pero de claves. Todas guardadas allí. Eso sí para acceder a él... una clave alfanumérica de cincuenta posiciones que el sistema calificara de segura.

Total que tanta seguridad para que estemos totalmente fichados con tanto carné y tarjeta. Cualquier día nos llamarán al móvil y nos dirán: Soy Giovanna y le llamo del Corte Inglés y le permitimos sugerirle que tenemos una oferta de calzoncillos, ya que hemos comprobado que no ha comprado ninguno en tres meses. Claro que hay gente que no usará nunca ese tipo de información privada, es Hacienda que nunca te recuerda para la declaración que tienes una hipoteca o una cuenta vivienda.

Ya termino, sólo espero no usar mucho la tarjeta del médico de la seguridad social (y del seguro particular) y no llegar a tener la tarjeta del paro.


lunes, 5 de enero de 2009

Se alquila...

Hace unos días salía publicado un anuncio en segundamano.es: 'pareja busca habitación para encuentros esporádicos'. Sí, ciertamente, llama la atención pero tiene su gracia.
Si pasas a la sección de pisos, tienes un montón de ellos para elegir, porque con la que está cayendo no se vende una casa ni regalada.
Parece que no tienen nada que ver, pero sí, me explico. Hoy por hoy, los pisos no tienen salida y hay mucha gente que ha comprado alguno por inversión y ahora no lo puede vender y sólo le supone gastos (hipoteca, luz, comunidad, ...) y por otra parte hay gente que necesita espacio para sus cosas. Ahí está ,la oferta y la demanda: alquilar habitaciones por horas.
Legalmente habría que preguntarse si es una actividad económica, si pagar IAE, ... y sobre todo ¿se podrá uno seguir deduciéndose la hipoteca en la renta? Seguramente no. Lo mejor sería ponerte un nombre chino y al negocio oye, por lo que dicen, sin impuestos y ni festivos ni leches, a abrir cuando a uno le de la gana y una sonrisa cuando se vaya el cliente, que en este caso seguramente será correspondida. Además, señor Solbes, no se preocupe y no vaya saqueándonos, que cuando se pone el parche parece un pirata (un pirata muy aburrido), que todo es por mover la economía y fomentar el amor.
Habría distintos tipos de negocio, dependiendo de la vivienda. No es lo mismo un piso en el centro, un apartamento en la playa o montaña, ... que una solución habitacional de esas de 20 metros cuadrados.
También hay que distinguir entre la posible clientela. Por ejemplo los jóvenes.
Para ellos se pueden aprovechar los pisos que en general la gente no le gusta por el ruido, que hay muchos bares y cierran tarde, ... Esos son los mejores sitios: en el Casco, en el Rollo, ... y si tiene un pub debajo que cierra a las tantas mejor. Con eso ganamos cercanía física con el cliente. No le supone ningún esfuerzo desplazarse y, de paso, contribuimos a evitar accidentes, ya que no tienen que coger el coche (todo un alivio por el alcohol y lo que lleven dentro del cuerpo).
La inversión en este caso tampoco será alta: los muebles más baratos del IKEA o Tuco y una máquina expendedora de preservativos, que algo nos llevaremos de comisión. El cliente va a lo que va y punto.

Quizás habría algún problema de orden moral: ¿Se pide el carné para poder usar las instalaciones? Porque ahora la juventud va muy rápido y parece que nacen ya enseñados. Habría que pensarlo, ¡podrían ser tus hijos! ¡o tu hermana!

Por fuera se montarían unas luces rojas de neón: habitaciones por horas, económicas. No, eso queda muy cutre, mejor en inglés, que los chicos saben muchos idiomas: LOVE ROOMS RENTING, y así de paso si entra algún guiri perdido de la Expo a dejarnos divisas mejor que mejor. Hablando de Expo, ¿sucedió de verdad o fue un sueño? ¿Esperas de cuatro horas para ver unos dibujos animados, unos tíos mojándose,...? no puede ser... aunque sí, porque los Reyes Magos han venido en las cabinas, por encima del pabellón puente.

Bueno, esto de las luces, totalmente contraproducente si lo que buscamos es otro tipo de cliente. Un cliente ya más maduro, que busca más la privacidad y lo de poner un piso a la querida está fuera de sus posibilidades. Esta gente demanda ya un plus de servicio y calidad, aunque siempre a unos precios aquilatados.

Hablando de decoración y en un piso tipo de cuatro dormitorios, podrían decorarse temáticamente. Por ejemplo: la habitación rosa (paredes, ropa de cama de raso, luces rosas...) para los románticos, la oriental (tatami, paneles japoneses), la rústica (tipo casa aragonesa antigua, con su cadiera) y la habitación de los espejos (todo espejos y un ventilador en el techo para fantasear un poco). Todas ellas por supuesto con hilo musical, minibar, aire acondicionado y aisladas acústicamente.
Habría algún problema logístico; los vecinos igual se mosquean un poco con tanto trajín de gente, tanto sube y baja en el ascensor, pero bueno si se ponen muy pesados una pequeña gratificación ayuda bastante.
Se tendría que estudiar también el tema de las citas. Obviamente se crearía un página web, elrincondelamor.com, por ejemplo, en el que aparte de una visita virtual de las instalaciones se podría reservar habitación. Este tema sería importante cuidarlo mucho, no se van a juntar unas cuantas parejas en el rellano de la casa, preguntando quién lleva la vez, que eso parecería la carnicería o casi peor cuando se espera para que te atienda el médico en el centro de salud, que la gente va comentando sus dolencias, aquí no sé de qué se hablaría ... aunque igual surgían nuevos amores (que el mío me me ha dado plantón,... bueno pues ya que está pagada la habitación...)
En cuanto a las tarifas, se podría pagar por pareja, nada de por habitación, las fiestas en casa, y el negocio es muy decente. Mínimo una hora (como los móviles y los establecimientos de llamada) y a partir de ahí fracciones de quince minutos. Tampoco es cuestión de ponerles un reloj de estos que usan en las partidas de ajedrez, que los estresaríamos, pero sí que habría que controlar lo del tiempo. Es como cuando se alquila un pista de padel por ejemplo, si no viene nadie detrás te puedes quedar un rato más, pero si está alquilada... hay que desalojar.
Sin duda habría que hacer descuentos por fidelidad y a más horas menos precio. Seguro que habría parejas que les gustaría que su habitación fuera su segunda casa, que lo vieran como un hogar, pero sin el o la legítima. Pudieran poner la foto del querido/a, de los hijos, ... en la mesilla y alquilar todo el piso el último fin de semana de cada mes.
Para que no me persiga el cobrador del frac, ni la SGAE, los siguientes agradecimientos:
Segundamano.es y conversaciones varias.

domingo, 21 de diciembre de 2008

Aquellas maravillosas Navidades

Aquí estoy delante del ordenador y con la música, alternando Elvis, Dire Straits y ahora mismo Abba con Chiquitita, de fondo; esa canción no sé por qué pero me emociona. Llevaba unos días rumiando el escribir algo relacionado con esta época del año, la Navidad; ya se me ha adelantado un compañero del metal, pero bueno, algo saldrá.

Imagino que casi todos tenemos buenos recuerdos de las Navidades, porque todos hemos sido niños y esa ilusión, esa inocencia que se tiene cuando eres pequeño no tiene límites y, lamentablemente, se va perdiendo con el paso de los años.

Cuando iban a llegar estos días, cogía el coche mi padre e íbamos al monte a coger un pino pequeño, que luego poníamos con mi madre en alguna maceta con tierra para adornarlo con el típico espumillón y las bolas. Luces no, nunca pusimos luces; como tampoco Belén.
Vamos a aclarar, que de eso hace mucho tiempo y no estaba prohibido, porque prueba ahora, que como te pille un ecologista zumbao o el Seprona igual te echan más multa que si te cargas a alguien. Ojo, que a mí me parece bien que no se arranquen árboles y al monte se le deje en paz, pero hay cosas que creo que ayudarían en caso de incendios, como un monte limpio, que paste el ganado y hacer algún cortafuegos...

Si hablamos de Navidades, hablamos de regalos, hablamos de juguetes. Una tía mía, como vivía en la carretera me traía alguna cosa antes de hora, porque decía que los Reyes pasaban antes por ahí y dejaban algo. Luego ya llegaría el día de Reyes y dejarían el resto de regalos en los balcones. Que curioso, cuando eres un crío te crees todo (los políticos deben creer que todos somos niños porque son finos contándonos cuentos) Lo que me hacía pensar era que veía unos Reyes en la tele, generalmente la cabalgata de Madrid o Barcelona, y luego veía a los Reyes también en el pueblo por la tarde-noche, y eso me despistaba: ¿eran los mismos? ¿qué pasaba ahí? Imagino que no convenía darle muchas vueltas. Eso nos sigue pasando de mayores, a veces no queremos saber o conocer cosas, incluso de nosotros mismos, porque igual no nos gusta lo que descubrimos.
Volviendo con los regalos, estaba el Tente, los Geyperman (el mío con helicóptero), los fuertes, lanchas motoras, los Cliks de Famobyl con su barco pirata, los Madelman, un coche teledirigido (pero no con control remoto, que del mando salía un cable que iba al coche y tenías que ir acompañándolo, y nada de baterías, a pilas que duraban medio día) El regalo que más perseguí fue el Scalextrix. Varios años pidiéndolo y al final lo trajeron los Reyes; no me acuerdo cómo se llamaba el circuito pero era de la forma de una ' B ' aproximadamente y de dos carriles con sus dos coches Renault Alpine, azul y amarillo, de esos de las 24 horas de LeMans. Fue el regalo más esperado pero seguramente no el más usado. Claro, había que montarlo, poner los peraltes verdes, el transformador... y ocupaba medio comedor... problemas logísticos.

Es curioso, se pasa más tiempo con juguetes sencillos y baratos que con con esos espectaculares y caros. Yo he pasado horas y horas en el corral de mi casa jugando al baloncesto y usando de cesta un cubo de detergente (Skip, Dixan, ...) y aprovechando el tape de disco volador. Ahora porque son superconcetrados y van en una caja, que si no seguro que pondría algún aviso en las etiquetas para que no jugaran los niños con ellos por su potencial peligrosidad.

Y los ratos de mediodiada de verano, que llenaba el lavadero hasta los topes de agua y jugaba con los indios (un montón de moñacos de plástico que guardaba en una caja) Claro, en aquellos tiempos no había contadores de agua, ni cambio climático, ni nada.

Otro sitio donde se pasaban las horas era jugando al fútbol. Daba igual la climatología, frío o calor, con un balón y las cazadoras para marcar los postes (el único problema era por arriba que siempre había dudas de si era alta la bola) ya valía para echar un partido. Nos juntábamos (mucho tiempo en la Plaza de la Iglesia y luego más tarde en un terreno de juego más adecuado), los dos mejores echaban pies y elegían a la gente. A mí no me elegían de los primeros y me ponía de portero; sólo me sabía tirar hacia la izquierda, curioso. Parece todo muy de andar por casa pero engaña, había leyes, la ley de la botella: el que la tira va a por ella, contrarrestada por la del potro, el que la tira va el otro. Vamos como la vida misma, depende de quien se trate se usa un rasero u otro.

Hablando de regalos, los que te dan cuando haces la primera comunión. Madre mía, acabé de los Inoxcrom hasta las narices; venga bolis, y plumas, ¿tendría cara de escritor o qué? No se imagina nadie la alegría que tuve cuando una vecina vino con una raqueta de tenis.

Que retrasados, sin PlayStation, Wii, ni tecnologías puntas, pensará si algún joven (más joven que yo) lee ésto... pues NO, erámos unos adelantados a nuestro tiempo: el reciclaje lo inventamos nosotros. En aquellos tiempos íbamos al catecismo (a catequista no promocioné, aunque hasta la comunión, fui a monaguillo, lo mejor las BBC, bodas, bautizos y comuniones, que daban buena propina) y un día de las vacaciones de Navidad, nos repartían todas la calles del pueblo (estilo las rutas de los buzoneos de Unipost) y nos dedicábamos a recoger papel y cartón. La gente nos sacaba toda la basura acumulada y la llevámaos a un local. Además se seleccionaba el papel rigurosamente, como ahora con los contenedores verdes, amarillos y azules. Allí era, papel a un sitio, cartón a otro y las Interview se las quedaban los espabilados de turno. En el fondo todo esto tenía un fin lucrativo pero decente, estos kilos de papel y cartón se vendían y nos íbamos un día de excursión.

Bueno, fin, que me enrrollo y me quedo sin temas para más comentarios. Por cierto este año, para lo que soy yo, me lo he currado con los regalos, hasta he envuelto con papel uno. No sé dónde vamos a llegar.

domingo, 7 de diciembre de 2008

Sociedad Anónima

En estos tiempos en los que la tienda de ultramarinos, los Vegés, los Spar, Gay, las tascas y peluquerías de toda la vida, ... han sido arrinconadas por los Mercadonas, Corte Inglés, Starbucks, Marco Aldany, Zara, Canterbury, ... y si te llevan a una ciudad con los ojos cerrados y te sueltan en el centro no sabes dónde estás porque ves los mismos comercios, las mismas franquicias, los mismos anuncios y casi a la misma gente (debe ser eso de la globalización); y en todas estas grandes empresas sólo se habla de objetivos, marketing, management,... me pregunto cómo se aplicaría todo esto a una institución como por ejemplo la Iglesia.

Organizativamente, está claro que el Papa sería el Presidente, Consejero Delegado, perdón, habría que decir CEO que queda más rumboso siempre en inglés; y por supuesto los HeadQuarters (Sede Central) en el Vaticano. El consejo de Administración serían los Obispos. Habría que decidir el tipo de desarrollo de la empresa, si se hace en plan franquicias o con delegaciones propias de la casa matriz. Evidentemente tendría que haber unos estándares mínimos para 'poner' una iglesia. Por supuesto cada delegación nacional podría adaptarse a las singularidades propias del territorio y del entorno del punto de servicio (no se va a exigir un templo románico en Estados Unidos y un fresco de Goya o Miguel Ángel en cualquier plaza), pero habría que dar una imagen de marca global y para eso por ejemplo, todo el personal debería llevar una tarjeta identificativa con su nombre y el logo de la compañía, la cruz. Habría que exigir un mínimo de aparcamientos (incluidos para minusválidos), identificación exterior (torre de al menos 40 metros de altura, siempre de acuerdo con la legislación local), campanas que se escuchen al menos 3 kilómetros a la redonda, ... La iglesias también deberían contar con bancos ergonómicos para que los asistentes estuvieran cómodos, zona infantil para los pequeños, sonido dolby sorround, servicios, sala de espera (con máquina de refrescos, TV de plasma con TDT, zona WIFI...) y dependiendo del tipo de suelo, moqueta con los colores corporativos.

¿Y si hablamos de los objetivos? ¿Cómo se fijarían? ¿Por el número de asistentes, de comulgantes, de bodas, ...? Ya me imagino el arzobispo mandando un correo con una hoja excel al cura diciendo: Objetivo del trimestre: 70% de tráfico de exposición, 1500 euros de cestillas, 20 confesiones y 3 ceremonias 'especiales'. Estas ceremonias serían bodas, bautizos, comuniones... que como todo el mundo sabe tienen mucha estacionalidad y por eso los meses fuertes serían de abril hasta el Pilar. Claro que para llevar ese control, habría que instalar tornos en la entrada.

La consecución de los objetivos supondría por supuesto el cobro de unos rapeles económicos.

Para el logro de estos objetivos, el primer paso es tener buenos empleados, por lo que los sacerdotes deberían haber pasado una ciclo de cursos impartido por la marca y el compromiso de la formación continua. También habría incentivos para los mejores: viajes a Jerusalén, al Vaticano, bulas,... y proyección dentro de la organización.

También estaría la publicidad, toda iglesia tendría que hacer una inversión en publicidad en medios locales, buzoneo (siempre dentro de la zona de cada uno, pues no habría que hacerse competencia directa entro dos parroquias). Podría ser: Hoy a las doce, gran misa con D...., con la intervención estelar del Vicario ... directamente desde Roma, y con las voces del Coro de Viena...

Habría que crear bases de datos con los asistentes y dar condiciones especiales para fidelizar a la gente, a las familias que acudan juntas trato especial, dos por uno (el que celebre el bautizo y la comunión en la misma parroquia, gratis la boda...)

Aparte de ésto, la propaganda vendría apoyada por campañas hechas a nivel nacional.


En fin, voy a para que estoy escribieno muchas tonterías, porque no son más que tonterías (espero que con alguna gracia), y nadie se sienta ofendido, que yo en el fondo también soy católico aunque poco practicante y en la Iglesia, como en todos los sitios habrá de todo, pero hay que reconocer y más en estos tiempos de crisis, que hace también una gran labor social.