Es curioso, se pasa más tiempo con juguetes sencillos y baratos que con con esos espectaculares y caros. Yo he pasado horas y horas en el corral de mi casa jugando al baloncesto y usando de cesta un cubo de detergente (Skip, Dixan, ...) y aprovechando el tape de disco volador. Ahora porque son superconcetrados y van en una caja, que si no seguro que pondría algún aviso en las etiquetas para que no jugaran los niños con ellos por su potencial peligrosidad.
Y los ratos de mediodiada de verano, que llenaba el lavadero hasta los topes de agua y jugaba con los indios (un montón de moñacos de plástico que guardaba en una caja) Claro, en aquellos tiempos no había contadores de agua, ni cambio climático, ni nada.
Otro sitio donde se pasaban las horas era jugando al fútbol. Daba igual la climatología, frío o calor, con un balón y las cazadoras para marcar los postes (el único problema era por arriba que siempre había dudas de si era alta la bola) ya valía para echar un partido. Nos juntábamos (mucho tiempo en la Plaza de la Iglesia y luego más tarde en un terreno de juego más adecuado), los dos mejores echaban pies y elegían a la gente. A mí no me elegían de los primeros y me ponía de portero; sólo me sabía tirar hacia la izquierda, curioso. Parece todo muy de andar por casa pero engaña, había leyes, la ley de la botella: el que la tira va a por ella, contrarrestada por la del potro, el que la tira va el otro. Vamos como la vida misma, depende de quien se trate se usa un rasero u otro.
Hablando de regalos, los que te dan cuando haces la primera comunión. Madre mía, acabé de los Inoxcrom hasta las narices; venga bolis, y plumas, ¿tendría cara de escritor o qué? No se imagina nadie la alegría que tuve cuando una vecina vino con una raqueta de tenis.
Que retrasados, sin PlayStation, Wii, ni tecnologías puntas, pensará si algún joven (más joven que yo) lee ésto... pues NO, erámos unos adelantados a nuestro tiempo: el reciclaje lo inventamos nosotros. En aquellos tiempos íbamos al catecismo (a catequista no promocioné, aunque hasta la comunión, fui a monaguillo, lo mejor las BBC, bodas, bautizos y comuniones, que daban buena propina) y un día de las vacaciones de Navidad, nos repartían todas la calles del pueblo (estilo las rutas de los buzoneos de Unipost) y nos dedicábamos a recoger papel y cartón. La gente nos sacaba toda la basura acumulada y la llevámaos a un local. Además se seleccionaba el papel rigurosamente, como ahora con los contenedores verdes, amarillos y azules. Allí era, papel a un sitio, cartón a otro y las Interview se las quedaban los espabilados de turno. En el fondo todo esto tenía un fin lucrativo pero decente, estos kilos de papel y cartón se vendían y nos íbamos un día de excursión.
Bueno, fin, que me enrrollo y me quedo sin temas para más comentarios. Por cierto este año, para lo que soy yo, me lo he currado con los regalos, hasta he envuelto con papel uno. No sé dónde vamos a llegar.
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