Acaba la jornada laboral y antes de ir a casa te pasas por la biblioteca a coger un libro (que has hecho este año el propósito de leer algo). El libro que querías no está disponible, bueno, coges un par de espías, a ver si tienen acción y pocas descripciones. Buscas el carné de la biblioteca en la cartera, te salen el del videoclub, el del gimnasio (que ya no te acuerdas la última vez que lo usaste pero que sigues pagando la cuota) y la tarjeta de fidelización del Carrefour. Ya está, lo has encontrado. Ahora a pasar los libros por el escaner. Pí Pí Pííííí, vuelva a intentarlo. Lo haces pero vuelve a pasar lo mismo. Ya sabes lo que toca. Te diriges al mostrador, en el que no hay nadie esperando y saludas. No te contestan y te miran con cara de perdonavidas porque le has interrumpido lo que estaba haciendo que es nada. Es posible hacer 'nada', es como cuando una mujer le pregunta a su pareja '¿en qué piensas?' y el contrario le dice 'en nada', 'en algo pensarás', pues no, el hombre tiene la capacidad de pensar en nada, ya lo decían los filósofos, es el nirvana. Bueno, ya tienes tus libros y ellos todos tus datos para que te multen cuando los devuelvas tarde. Sales de la biblioteca y saludas a la cámara de vigilancia. Hablando de multas, no se cómo no prohíben el préstamo de libros, estos de la SGAE cada día están más flojos.
Llegas a casa y casi antes de ponerte el pijama enchufas el ordenador para que se vaya calentando. No has tenido bastante ración en el trabajo que quieres más. Así que después de cenar te pones a ver el correo a ver que chorradas te han mandado. Más contraseñas, porque esa es la dirección de correo que usas. Luego tienes otras que te las acabarán cerrando porque nos las usas y cuando las ibas a usar ya no te acuerdas de las claves. Estas cuentas las has creado cuando te has registrado en alguna cosa y te piden que dejes una dirección de correo válida y pasas de dejar la que usas habitualmente. Bueno, otros lo hacen cuando chatean. Hablando de chatear, abres el messenger a ver qué amigos están conectados.
A la vez que estás hablando con alguno le das un vistazo al famoso Feisbu, a ver que han colgado los amigos. Lo de este invento es caso aparte. Eso parece Sodoma y Gomera, que diría alguna, te etiquetan fotos, te unes a grupos, te propone amigos que no conoces de nada... ya lo decía la canción: los amigos de amigas son mis amigos. Para hacerte 'socio', previamente has rellenado otro formulario, has aceptado los términos del contrato (casi mejor si están en inglés, como no los vas a leer no tienes remordimientos; que tire la primera piedra quien los lea) y has dado un correo, y otra clave. Madre mía, si casi no sabes qué poner. Te la tienes que apuntar por fuerza en algún sitio.
Sigues hablando por el messenger mientras decides crear un blog, que está de moda. Más cuentas y contraseñas. Me hace gracia también lo de 'elija una pregunta que le hagan por si no recuerda la clave', joder no te acuerdas de la clave que utilizas a menudo como para acordarte de la respuesta que pusiste. En fin ya vale por hoy, miro cómo voy en la clasificación de la Liga Fantástica y me voy a la cama.
Y al día siguiente la misma historia, sólo que coges tu coche porque tienes que hacer un recado, aunque tienes que llenar el depósito, que vas con la reserva. Paras en la estación de Cepsa que ya conoces y que hay un gasolinero como Dios manda, cuando el precio del carburante sea más barato si te lo echas tú, entonces me lo pensaré. Pago con la tarjeta de crédito, que no con la de débito (cada una con su clave) y le doy la tarjeta colorada de 'porque tú lo vales' ¡Perdón! que eso es lo de L'oreal, ésta es 'porque tú vuelves'. Antes de que firme el recibo ya me han mandado un sms al móvil avisando del cargo. No se les pasa una.
En fin que yo no doy más de sí, no puedo con más contraseñas. Tenían que inventar el 'clavero', algo así como un llavero pero de claves. Todas guardadas allí. Eso sí para acceder a él... una clave alfanumérica de cincuenta posiciones que el sistema calificara de segura.
Total que tanta seguridad para que estemos totalmente fichados con tanto carné y tarjeta. Cualquier día nos llamarán al móvil y nos dirán: Soy Giovanna y le llamo del Corte Inglés y le permitimos sugerirle que tenemos una oferta de calzoncillos, ya que hemos comprobado que no ha comprado ninguno en tres meses. Claro que hay gente que no usará nunca ese tipo de información privada, es Hacienda que nunca te recuerda para la declaración que tienes una hipoteca o una cuenta vivienda.
Ya termino, sólo espero no usar mucho la tarjeta del médico de la seguridad social (y del seguro particular) y no llegar a tener la tarjeta del paro.
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