martes, 10 de marzo de 2009
¿El tamaño importa?
martes, 20 de enero de 2009
Stansted - Alicante - Zaragoza
Vuelo sin contratiempos, equipaje sin perder y cogemos el autobus hasta la capital, donde nos deja en una céntrica calle.
En estos días nos pateamos Londres de cabo a rabo (eso estaba cantado, contando con el amigo traveller, el mejor gps humano conocido): Buckinham Palace, con su cambio de guardia, las Catedrales (la protestante y la católica), el Parlamento (con su famoso reloj), la Torre de Londres, la City, el Soho, Notting Hill, London Eye, Trafalgar Square (coronado de banderas españolas después de ganar a Italia en la Eurocopa y cantando Gibraltar español), barrio chino, Museo Británico, Museo de Cera, Westminster, Harrods, ... y sobre todo los parques Hyde Park, Kensington Gardens, Regent's Park, ... por nombrar algunos. La verdad que es envidiable la cantidad de verde que tienen allí. Me gustó todo, pero yo me quedo con los parques.
Hicimos cientos de kilómetros en metro, usamos el típico autobus rojo de dos plantas, cogimos un barco por el Támesis para llegar a Greenwich, el tren para ir hasta Cambridge, con sus colleges, ... vamos que nos cundió mucho. Como lo mío no son las descripciones, simplemente decir que disfrutamos de la capital inglesa. Me voy a centrar en la teóricas últimas horas en Londres.
Comimos el típico fish & chips (que todavía no lo habímos probado) en el típico pub inglés, con la típica cerveza y marcha al hotel para coger las maletas y de allí en metro para coger el bus que nos llevaría al aeropuerto de Stansted. En la comida hacemos el comentario de que no nos habíamos gastado excesivamente mucho en el viaje.
No íbamos mál de tiempo, pero la cosa no empezó bien porque no encontrábamos de dónde salían los autobuses. Después de preguntar a medio Londres lo hicimos, era una especie de estación, no en la misma calle que fue donde nos dejaron en la ida. Bueno, ya estábamos montados, un poco más justos de tiempo pero sin problemas.
Los problemas empezaron cuando arrancó el autobus. Viernes por la tarde, Londres, ... lo que lo ingleses llaman traffic jam (o algo así) Menudo atasco, casi una hora parados en el centro de Londres. El nerviosismo iba cundiendo en el autobus, preguntas la conductor (en español, que inglés conductor creo que es director de orquesta), comentarios entre la gente, ... Al final salimos a la autopista y se le 'anima' al chófer a que acelere. Hacíamos cálculos... la cosa iba muy justa. Algunos iban más tranquilos, los que no tenían que facturar o tenían hecho el checking por internet, ... entre ellos había un grupo de argentinas, de edad entre 40 y 45 años, que iban a Lérida. Muy superguays ellas, hablando de viajes, de perfumes, que si yo soy sólo de Channel número 5, que si mi marido me trajo otra y la cambié, ... uy que finassss.
Al final llegamos al aeropuerto. Salimos todos corriendo con las maletas por la terminal (y no es el aeropuerto de Zargoza, es bastante más grande), buscando el mostrador... Primero llegaron unos que eran de Logroño, y luego el resto. Ya habían cerrado. Empezamos a dar mal allí, que si el tráfico, ... y ¡vuelven a abril el mostrador para facturar! Facturan los primeros y dicen que se acabó, que ya está cerrado. Se arma la de Dios, una mujer empieza a gritar histérica que tiene que coger el avión, que la espera su hijo pequeño, ... que venga el manager, y viene... y dice closed.
Se van las esperanzas, el avión no lo cogemos. Nos ofrecen varias alternativas, ya para el día siguiente y si queremos podemos coger un avión que con destino... ¡Alicante! sale en breve. Cada uno hace lo que quiere. Nosotros tenemos diferencias de opiniones pero al final tomamos la decisión de ir a Alicante, baño en Benidorm y camino a Zaragoza. Llamada a casa: nada que estamos bien, pero que hemos perdido el avión y cogemos otro a Alicante. No dicen nada, pero deben flipar.
Nos encontramos a las argentinas, y nos dicen: 'chicos, ¿no habéis podido coger el avión? Nosotras también lo hemos perdido y encima esas hijas de puta sólo no hablan nada de español, sólo inglés.' Joer, cómo habían perdido el glamour, habían cambiado el channel por Eau d'Ete.
De todas, formas, en lo del inglés tienen razón, todo en inglés.
Nosotros a lo nuestro, previo pago de unas cuantas libras, y de que si estábamos seguros de que queríamos ir a Alicante (sabían algo de geografía, Zaragoza está lejos de Alicante), cambiamos billetes y facturamos rumbo a Alicante. Puerta 51. Después del preceptivo medio despelote (zapatillas, cinturones, móviles, relojes, ...) y si aún así pitabas, cacheo, pero todo muy profesional ...
Nos encaminamos a la puerta 51. Llegamos sin problemas, nos relajamos después de los nervios de perder un avión. Vamos haciendo tiempo. Parece que se retrasa un poco el vuelo. Nosotros mientras tanto nos reímos de los guiris: lo abrigados que iban , ya verían cuando llegaran a España, se tendrían que quitar todas los abrigos. La verdad, parecían todo extranjeros. Vemos que llega un avión, igual es el nuestro, aunque salen también con mucha manga larga. Al final abren la puerta y toca nuestro turno. Le damos los billetes y sorrrryyyyyyyyy éste vuelo es para Dublín!!!!!!!!!!!!!! La puerta correcta es la 52, justo enfrente, vamos corriendo... acababan de cerrarla, más sorrys. Habíamos estado más de media hora esperando en la fila de al lado, a menos de cinco metros de la buena. Habían cambiado la puerta de embarque entre la facturación y el camino hasta la puerta.
No hablamos, se nos queda cara de gilipollas. Nos miramos y callamos. Sensación de vacío, empezamos a caminar como zombis, y como otro camino es imposible, vamos hacia la terminal otra vez. Es como en las películas americanas cuando los astronautas van camino del transbordador espacial, con sus trajes, todo orgullosos, con las banderas, después de despedirse de la familia, por ese pasillo, sabiendo que van a cumplir una misión y van a salvar el planeta, ... pues justo todo lo contrario. Éramos muertos vivientes (y suicidas) porque íbamos en sentido contrario a todo el mundo. Y encima surge el comentario: y las maletas en Alicante. Aunque ese no era el problema más inmediato. Había que salir a la terminal otra vez, pero ¿cómo? Todo el mundo entraba por el control de seguridad y nosotros queríamos salir. Es como las puertas de incendios, que sólo se abren hacia afuera. Preguntamos y al final encontramos a una chica que trabajaba allí y era española. En que acaba de hacer unas cosas nos atiende y nos acompaña a cruzar la 'frontera', sólo nos dice no paséis por los arcos para que no piten. Los de seguridad no nos dicen nada. Mientras tanto nos comenta que nos habrían llamado por megafonía antes de cerrar la puerta varias veces y nos da una buena noticia, por motivos de seguridad, si el pasajero no sube al avión, ¡¡el equipaje tampoco!! Nos dice que vayamos al mostrador de Ryanair a informarnos. Le damos las gracias a la chica, que no me acuerdo como se llamaba.
Volvemos con nuestras amigas de Ryanair, menos mal que parece que han cambiado de turno, porque si no, se nos hubieran reído en las narices: ¿ya no váis a Alicante?
Nos comentan que hay ordenadores en el aeropuerto y podemos comprar otros vuelos, y también nos dan un papel con un mapa, no, no es el de la isla del tesoro, el premio son los equipajes. Los dos amigos van a buscar los ordenadores para ver qué vuelos hay a Zaragoza y comprarlos, yo al tema equipajes. Tengo que llegar a un telefóno y marcar un número que me habían dicho. Lo encuentro y marco. Me atiende una amable señorita, que debía hablar con acento irlándes, porque si no la hubiera entendido a la primera, jeje. Bueno al final, haciendo acopio de las horas de Opening y resto de cursos y de unos cuantos sorrys, me entero de que lo que quiere es que le diga el poste teléfonico en el que estoy, me dice que en un rato viene a buscarme. Ya estamos los tres amigos juntos, y todavía sin billetes, porque había problemas con los ordenadores. Viene la de Ryanair para acopañarnos a buscar el equipaje, pero como es zona restringida, a descalzarse, escáner y cacheo. Uno se va acostumbrando. Pasamos al lugar donde están las maletas y sorpresa, las nuestras no son las únicas (mal de muchos...) Nos crecemos y le contamos nuestras peripecias a la mujercilla que parecía simpática. Nos dice que allí tienes un dicho: la tercer es la buena. Le decimos que igual que en España. Al final estos bárbaros no son tan raros. Nos desea suerte.
Optamos por buscar un sitio para dormir. El aeropuerto está en medio... de la nada como todos los aeropuertos. En la puerta indicaban varios hoteles, el Hilton, ... por cuestiones obvias nos decidimos por un Holiday Inn. Desde el mismo aeropuerto salían autobuses hacia los hoteles, aunque parezca mentira acertamos con el nuestro. Llegamos al hotel y cogemos una habitación triple con desayuno. Hotel moderno de aeropuerto, no estaba mal. Me parece que ni llegamos a cenar, ducha y a la cama.
Al día siguiente no teníamos que madrugar, pero no aguantamos mucho en la cama. Nos metimos un buen desayuno, a ver si aguantábamos hasta Zaragoza. Vuelta a sacar la cartera y nos desean buen viaje.
Cogemos el bus hacia el aeropuerto y a pasar horas y horas allí. Madre mía si se hace larga la espera. Ves pasar a mucha fauna... y tú sigues en el mismo sitio. Al fina cayó un sandwich. Cada cinco minutos a ver los paneles informativos y pregúntadonos cómo habíamos podido perder el avión. Sí claro, te habrán llamado por los altavoces, pero si no estás esperando que te llamen, imagínate cómo pueden pronunciar tu apellido estos guiris. Aunque todos queríamos recordar que sí que habíamos oído algo, pero claro a toro pasado.
Bueno, por fin abren nuestro mostrador y facturamos. Puerta 46. Otra vez escáner y cacheo y rumbo a la puerta 46. Por el camino vamos mirando los paneles (la experiencia a base de golpes enseña), el vuelo a Zaragoza lo cambian a otra puerta, la 42. Llegamos a la puerta correcta los primeros y tarda en llegar la gente (la que llegara porque alguno perdería el vuelo).
Estamos un poco más tranquilos, aunque hasta que no lleguemos a tierra española...
¡¡Por fin!! embarcamos en el avión y a volar. Si no llegábamos a Zaragoza ya no era culpa nuestra. En el aparato gastamos las últimas libras en monedas que nos quedan (que no las cambian los bancos), y eso es fácil con Ryanair: te venden hasta una especie de rasca y gana.
domingo, 18 de enero de 2009
Patch Adams
La película continúa en este estilo, con un grupo que se forma entorno a él, con una chica también... que intentan poner en práctica otra forma de medicina, quizá idealista, tal vez demasiado inocente, y el decano intentando que deje la carrera.
Tiene momentos tristes, romáticos, alegres, ... en suma emociona, al menos a mí.
Creo que los conocimientos son fundamentales e imprescincibles, y el médico en último término tiene que tener una especie de valla para protegerse él mismo, pero no estaría de más que nunca olvidara que el paciente es un ser humano. Podrían pasar esta película en la carrera de medicina.
Ahora he visto en internet que está basada en un personaje real, que como dicen las letras del final de la película, llegó a fundar un hospital, practica la risoterapia, ...
jueves, 15 de enero de 2009
Numbers
Acaba la jornada laboral y antes de ir a casa te pasas por la biblioteca a coger un libro (que has hecho este año el propósito de leer algo). El libro que querías no está disponible, bueno, coges un par de espías, a ver si tienen acción y pocas descripciones. Buscas el carné de la biblioteca en la cartera, te salen el del videoclub, el del gimnasio (que ya no te acuerdas la última vez que lo usaste pero que sigues pagando la cuota) y la tarjeta de fidelización del Carrefour. Ya está, lo has encontrado. Ahora a pasar los libros por el escaner. Pí Pí Pííííí, vuelva a intentarlo. Lo haces pero vuelve a pasar lo mismo. Ya sabes lo que toca. Te diriges al mostrador, en el que no hay nadie esperando y saludas. No te contestan y te miran con cara de perdonavidas porque le has interrumpido lo que estaba haciendo que es nada. Es posible hacer 'nada', es como cuando una mujer le pregunta a su pareja '¿en qué piensas?' y el contrario le dice 'en nada', 'en algo pensarás', pues no, el hombre tiene la capacidad de pensar en nada, ya lo decían los filósofos, es el nirvana. Bueno, ya tienes tus libros y ellos todos tus datos para que te multen cuando los devuelvas tarde. Sales de la biblioteca y saludas a la cámara de vigilancia. Hablando de multas, no se cómo no prohíben el préstamo de libros, estos de la SGAE cada día están más flojos.
Llegas a casa y casi antes de ponerte el pijama enchufas el ordenador para que se vaya calentando. No has tenido bastante ración en el trabajo que quieres más. Así que después de cenar te pones a ver el correo a ver que chorradas te han mandado. Más contraseñas, porque esa es la dirección de correo que usas. Luego tienes otras que te las acabarán cerrando porque nos las usas y cuando las ibas a usar ya no te acuerdas de las claves. Estas cuentas las has creado cuando te has registrado en alguna cosa y te piden que dejes una dirección de correo válida y pasas de dejar la que usas habitualmente. Bueno, otros lo hacen cuando chatean. Hablando de chatear, abres el messenger a ver qué amigos están conectados.
A la vez que estás hablando con alguno le das un vistazo al famoso Feisbu, a ver que han colgado los amigos. Lo de este invento es caso aparte. Eso parece Sodoma y Gomera, que diría alguna, te etiquetan fotos, te unes a grupos, te propone amigos que no conoces de nada... ya lo decía la canción: los amigos de amigas son mis amigos. Para hacerte 'socio', previamente has rellenado otro formulario, has aceptado los términos del contrato (casi mejor si están en inglés, como no los vas a leer no tienes remordimientos; que tire la primera piedra quien los lea) y has dado un correo, y otra clave. Madre mía, si casi no sabes qué poner. Te la tienes que apuntar por fuerza en algún sitio.
Sigues hablando por el messenger mientras decides crear un blog, que está de moda. Más cuentas y contraseñas. Me hace gracia también lo de 'elija una pregunta que le hagan por si no recuerda la clave', joder no te acuerdas de la clave que utilizas a menudo como para acordarte de la respuesta que pusiste. En fin ya vale por hoy, miro cómo voy en la clasificación de la Liga Fantástica y me voy a la cama.
Y al día siguiente la misma historia, sólo que coges tu coche porque tienes que hacer un recado, aunque tienes que llenar el depósito, que vas con la reserva. Paras en la estación de Cepsa que ya conoces y que hay un gasolinero como Dios manda, cuando el precio del carburante sea más barato si te lo echas tú, entonces me lo pensaré. Pago con la tarjeta de crédito, que no con la de débito (cada una con su clave) y le doy la tarjeta colorada de 'porque tú lo vales' ¡Perdón! que eso es lo de L'oreal, ésta es 'porque tú vuelves'. Antes de que firme el recibo ya me han mandado un sms al móvil avisando del cargo. No se les pasa una.
En fin que yo no doy más de sí, no puedo con más contraseñas. Tenían que inventar el 'clavero', algo así como un llavero pero de claves. Todas guardadas allí. Eso sí para acceder a él... una clave alfanumérica de cincuenta posiciones que el sistema calificara de segura.
Total que tanta seguridad para que estemos totalmente fichados con tanto carné y tarjeta. Cualquier día nos llamarán al móvil y nos dirán: Soy Giovanna y le llamo del Corte Inglés y le permitimos sugerirle que tenemos una oferta de calzoncillos, ya que hemos comprobado que no ha comprado ninguno en tres meses. Claro que hay gente que no usará nunca ese tipo de información privada, es Hacienda que nunca te recuerda para la declaración que tienes una hipoteca o una cuenta vivienda.
Ya termino, sólo espero no usar mucho la tarjeta del médico de la seguridad social (y del seguro particular) y no llegar a tener la tarjeta del paro.
lunes, 5 de enero de 2009
Se alquila...
Quizás habría algún problema de orden moral: ¿Se pide el carné para poder usar las instalaciones? Porque ahora la juventud va muy rápido y parece que nacen ya enseñados. Habría que pensarlo, ¡podrían ser tus hijos! ¡o tu hermana!
Por fuera se montarían unas luces rojas de neón: habitaciones por horas, económicas. No, eso queda muy cutre, mejor en inglés, que los chicos saben muchos idiomas: LOVE ROOMS RENTING, y así de paso si entra algún guiri perdido de la Expo a dejarnos divisas mejor que mejor. Hablando de Expo, ¿sucedió de verdad o fue un sueño? ¿Esperas de cuatro horas para ver unos dibujos animados, unos tíos mojándose,...? no puede ser... aunque sí, porque los Reyes Magos han venido en las cabinas, por encima del pabellón puente.
Bueno, esto de las luces, totalmente contraproducente si lo que buscamos es otro tipo de cliente. Un cliente ya más maduro, que busca más la privacidad y lo de poner un piso a la querida está fuera de sus posibilidades. Esta gente demanda ya un plus de servicio y calidad, aunque siempre a unos precios aquilatados.